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domingo, febrero 10, 2008

AL AMANECER

¿Qué haríamos sin la música?

¡Qué suerte, vivir en una época en la que es tan fácil oír música en cualquier sitio!
¡Qué desgracia la de aquellos que sólo son sensibles al ruido ensordecedor que los saca de sí mismos sin llevarlos a ninguna parte!

"¿Qué puede llegar a nosotros que no venga de nosotros mismos?", decía Gide.

Nada, efectivamente. Sólo lo que arraigue en el alma será nuestro.

Suena Ennio Morricone. Es Cinema Paradiso.

Podía ser cualquiera de sus otras bandas sonoras. Es una música dulce, melancólica pero firme. Es así como yo la siento. Es así como la necesito; es así como yo me siento.
Llega a mí en esta hora tardía de silencio y es más yo que yo misma. Caminará conmigo por los recuerdos de la noche, de tantas noches ya.

Cuando llegue la mañana, sé que encontraré la fuerza de seguir.

La oscuridad habrá desaparecido y en su lugar lucirá el día.

La melancolía se habrá diluido en la quietud de la madrugada. Lucirá el sol y descubriré una dulzura siempre renacida.