Nombre:

Escritora

miércoles, noviembre 21, 2007

RASTROS

¡Cuántos rastros deja el ser amado cuando se va!

Son otros tantos conjuros contra el olvido, otras tantas penas a revivir en la nostalgia incurable, en el sentimiento del abandono definitivo.

No se puede recordar todo de una vez. Es imposible caminar sin un descanso por ese desierto erizado de púas que se esconde en cada cajón, en cada rincón del armario, en cada sobre que se abre, en cada papel sobre el que se posa la mirad.

Todo carece ya de valor cuando nos vamos: bolsas y bolsas de basura llenas de lo que fue importante. Horas y horas que fueron una vida, reducidas a material para reciclaje.
Todo sería un poco más fácil si no fuera porque hay que mirarlo, que tocarlo, que sentirlo: cosa a cosa, papel a papel, recuerdo a recuerdo.


Alegrías que la ausencia ha convertido en tristezas.

Recuerdos y más recuerdos de un pasado en el que nos zambullimos una y otra vez con las heridas aún abiertas y el corazón destrozado.