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viernes, octubre 19, 2007

SEGUIR

Se puede vivir fuera del tiempo. Pasar sin mover el aire, sin que nada nos roce siquiera.

Se puede olvidar hasta el mismo olvido.

Pero, no se puede impedir que una mirada nos devuelva a la hora vacía, al desgarro que nos produce incluso el terciopelo, al recuerdo que llena nuestra vida de desolación.


Toda defensa es vulnerable.

Toda fortaleza tiene un traidor.

El precio del olvido es siempre la indiferencia.



La vuelta de la memoria me trae el dolor y el llanto.