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domingo, marzo 18, 2007

FLORES EN LA VENTANA



Hay freshias blancas en la ventana. Son más grandes y más blancas que ningún año. Han florecido tarde, pero la espera ha merecido la pena.
Septiembre fue un mes difícil y casi olvidé plantarlas. Poner los bulbos en la tierra es confiar en que habrá tiempo para verlos florecer. Es, también, tener paciencia hasta que nacen. Sufrir cuando el aire de poniente amenaza con romperlos, con llegar a tumbar de tal forma las hojas que los hagan salir a la superficie y se pierdan sin remedio.
De septiembre a marzo es mucho tiempo. Ahora es mucho tiempo.
Los bulbos han resistido las tormentas del invierno, los días de lluvia que losa azotaban sin piedad. Han sobrevivido a los olvidos, a los riegos a destiempo, al desánimo para verlos florecer.
Ahora hay unas preciosas freshias en la ventana. Son de un blanco limpio y perfecto con un suave corazón amarillo. Son más bonitas que nunca. Tienen el aroma intenso y suave de los mejores sueños.
Son la vida; son un milagro de la vida. Son otro milagro.