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viernes, agosto 31, 2007

RETORNO

La noche, como todo lo demás en la casa, estaba llena de tu ausencia.

Regresar era la evidencia de que aquel profundo sentimiento de que iba a encontrarte en mi regreso, no era sino un deseo en lo más profundo, un deseo ciego y sordo, pero no por ello menos intenso.

No es la lógica la que preside nuestros sueños más profundos. No es la realidad la que los inspira. Es ese sentir que se niega a la evidencia, que busca los caminos de un amor de tantos años, de una vida en común de una comunicación en la que las palabras sólo tenían un espacio muy reducido: nada comparado con el decir de las miradas, de los sueños compartidos, con las penas vividas juntos. Busca caminos de amor y sólo encuentra el recuerdo doloroso de que han sido borrados.

El día había traído la llegada en la tristeza. La noche me había dejado en la soledad del desamparo,

La madrugada me trajo una pena que no puede ahogarse ni en las lágrimas.