SUEÑO

Sueño profundo, olvido de la conciencia.

Sueño tardío, a esa hora en la que los noctámbulos descubren - a la salida de un espectáculo minoritario, de una discoteca, un pub o cualquier otro sitio - que las calles silenciosas están ahí, esperándoles. Les sorprenden y les molestan. Se diría que les dan miedo, que les devuelven su imagen de fantasmas solitarios que quisieran llegar a casa pero temen encontrar allí el tiempo muerto, la soledad sin remedio, el insomnio.

Sueño tardío que busco cuando los ojos se llenan de tierra invisible y reclaman la negrura de la noche.

Sueño que llega a esa hora que hasta hace poco era la del despertar súbito que llevaba al insomnio.

Sueño que viene de la paz difícilmente conseguida, del distanciamiento al que sólo se llega con esfuerzo.

Sueño que barre la soledad, la nostalgia, el dolor y la ausencia que ya no tendrá olvido.

Sueño que sólo durará hasta el alba, pero que será reparador y acercará a mis ojos esa primera luz, aún blanquecina, vencedora de todos los fantasmas, de todas las imágenes que traerían una especial dificultad para entregarse a los afanes del día de comienza.

SILENCIOS

Silencios del alma cuando no quiere llegar al llanto o cuando lo busca y no consigue que llegue.

Silencios cuando la noche empieza de madrugada y termina antes del alba.

Silencios que serán ya para siempre. Monólogos hechos y rehechos en un intento inútil de que puedan encontrar un eco.